domingo, 5 de julio de 2009

Lujuria de Sangre - El Renacimiento

I - EL RENACIMIENTO.

Una bocanada de aire entró en sus conductos respiratorios antes cerrados hinchando sus pulmones… una sensación de calor y dolor que bajaba por la garganta y se extendía por el resto de sus órganos la invadió; no podía moverse pero empezaba a sentir un hormigueo por todo el cuerpo, se dio cuenta que estaba acostada sobre una superficie dura y fría pues las yemas de sus dedos empezaban a sentir aunque, poco a poco, ese frío fue haciéndose más fuerte en su interior que en el lecho que ocupaba.

Intentó articular alguna palabra pero un agudo pinchazo la detuvo, abrió los ojos y se encontró ante una mujer que, con sumo cuidado, pasó un brazo bajo sus hombros y levantándola un poco acercó un trapo húmedo a sus labios. Al contacto con el frescor del líquido y el alivio que ese gesto le proporcionaba sintió sed y apretó con fuerza para obtener aunque fuera una gota de agua pero la mujer le detuvo
- Con cuidado – le dijo suavemente - tu garganta aún está dolorida, la vuelta a la vida nunca es fácil… mas en tu caso que vuelves a la no-vida. Si tienes paciencia y dejas que tu cuerpo se despierte poco a poco será mucho más fácil y también menos doloroso para ti. Yo te acompañaré hasta que estés plenamente recuperada… luego deberás emprender tu camino… sola… pero aun hay tiempo pequeña. Cierra los ojos si quieres, voy a cortarte este pelo que llevabas un poco largo para que coja fuerza enseguida, así te verás con mejor aspecto… y mientras te contare una historia… tu historia. –

Cerró los ojos y se dispuso a escuchar con curiosidad. ¿Su historia? Ahora que el entendimiento llegaba a su cerebro intentó recordar algo pero sin resultado… quién era, cómo esa mujer conocía algo que ni ella misma podía recordar!! moverse era inútil, ya lo había intentando obteniendo tan solo punzadas de dolor, hablar le daba miedo y se notaba la garganta tan seca que sabía que no saldrían de ella sino sonidos guturales… el rápido vistazo que dio a la sala y la mujer habían sido suficientes para ver que poco peligro podía correr… y por otro lado… si nada tenía ¿qué podía perder? Así que se abandonó a las manos que lavaban su cabello y con el relato que escuchó dio la bienvenida a una nueva vida.

- Ahora tu nombre es Annalisse Bloodlust pero no hace mucho eras conocida como Wil Agente Xunlai, también naciste como sierva de Grent aunque rara vez desempeñaste la labor de nigromante… eras de Kamadan, la principal ciudad de una isla muy lejana… una tierra donde el comercio es muy próspero y a eso es a lo que te dedicabas. Se te daba bien y cumpliste una labor importante también con tus compañeros… tranquila poco a poco irás recordándolos, y si no, seguro que te encuentras de nuevo con ellos. Como te decía, no solo comerciabas para ti incluso en una época de tu pasada existencia ayudabas a otros como tasadora… La verdad es que cuanto mas difícil parecía un negocio más empeño ponías, sobre todo en distritos internacionales… así llegaste a amasar pequeñas fortunas que se convertían en armaduras de élite o valiosas armas para tus hermanos y así les has servido durante un año. Pero el comercio ha descendido y salvo un par de nuevas armas, muy caras por cierto, tus hermanos ya tienen más de lo que nunca habrían podido desear… es por ello por lo que se te ha dado una nueva oportunidad.
Es cierto que podías haber continuado con tu anterior ser pero ya que se nos ha dado el poder de renacer no era mejor una historia que te pertenezca solo a ti… por ello estas aquí… comenzando de nuevo, con un nuevo rostro y mil aventuras por delante.
No tengas miedo, aunque debas continuar sin mi no estás sola, perteneces a KGR como podrás ver cuando te entregue tu capa, es lo único que te guardé de tu anterior vida, esa capa y las bolsas que solías usar… el resto tendrás que conseguirlo sola, aunque seguro que tus hermanos no olvidan tus servicios pasados y estarán pendientes de ti.
KGR son las siglas de tu clan, a veces te parecerán una banda de locos… y estarás en lo cierto… pero son héroes leales con los que lucharas en busca de gloria. Ahora eres una Caballero de la Rosa Dorada, espero que estés a la altura de ese nombre y pongas todo tu empeño en las misiones y tareas que te sean encomendadas. –

El relato había sido pausado y bastante esclarecedor, como le había dicho la mujer vagos recuerdos volvían a su mente con los detalles narrados y, aunque no llegaba a ver caras o personas, tenía la sensación de que estaban ahí, en algún lugar de su mente esperando ser rescatados del olvido. El cuerpo había recobrado su movilidad y al terminar de hablar la mujer le había ayudado a incorporarse de manera que se hallaba sentada y le había acercado una jarra con agua que bebió con avidez. Vio un arcón del que la mujer sacó un espejo de mariposa donde pudo ver su rostro por primera vez… tenía la piel muy pálida y el cabello negro muy corto… le gustó su imagen, tenía los labios pintados de morado y una leve sombra de ojos, movió la cabeza en un gesto altivo y se dedicó una mirada seductora pero amenazante al mismo tiempo, decidió que a los enemigos los miraría así antes de acabar con ellos… la mujer, que la observaba, sonrió por su coquetería y se alegró porque el nombre que había elegido para ella le pareció perfecto
- Creo que antes llevaba el pelo recogido y sujeto con algo ¿no? – le sorprendió el sonido de su voz y el leve dolor que sintió al hablar y vio que la mujer asentía a sus espaldas – me gusta más así… para la lucha será muy cómodo –

- Solo nos queda una cosa más antes de despedirnos – e inclinándose de nuevo en el arcón sacó una armadura y se la tendió. Sus pies tocaron el suelo y tras una leve duda caminó firme hasta cogerla. Tomó primero unas botas que le llegaron hasta las rodillas, eran negras con algunos detalles color plata, ligeras a pesar de su tamaño… se ciñó la túnica que cubría desde el cuello a la cintura y aunque no le gustó que llevara mangas no dijo nada, luego se puso la malla pero ahí no pudo reprimirse y preguntó – ¿pero dejando las piernas al aire no das mas oportunidad al enemigo para que pueda herirte? - la mujer se rió – es una armadura de iniciación con tan solo cinco puntos de armadura, poco podrá protegerte… procura buscarte una mejor enseguida, hay coleccionistas que pueden serte útiles para eso, y cuando llegues a Kaineng podrás buscar un modelo que te guste mas pues veo que tienes el mismo sentido estético que tus hermanos, mucho me temo que tendrás que ahorrar mucho para tus futuras compras. - Un poco avergonzada se colocó los guantes. Se acercó ella misma al baúl pues había visto en el la que fue su capa, extendiéndola contempló el emblema dorado sobre la fina tela blanca… asintió... era algo que lograba recordar claramente, se cubrió con ella y cerrando los ojos suspiró.

Al abrirlos sintió un leve mareo, una pradera se extendía ante ella y a sus pies no había sino dos bolsas de cuero desgastadas por el uso. Recordó entonces las palabras de la mujer “te acompañaré hasta que estés plenamente recuperada… luego deberás emprender tu camino… sola” así que eso era el comienzo de su nueva vida… de pronto, a lo lejos, oyó voces… bueno, se dijo, si son amistosos quizás puedan decirme dónde estoy… con un poco de suerte quizás no lo sean. Pero se dio cuenta que no tenía ni armas ni habilidades con los que enfrentarse a ellos… miró su mano y le pareció muy pequeña… si no son amistosos tendré que conformarme contigo… y se rió de su propia estupidez.

Si… definitivamente Annalisse Bloodlust es un nombre muy acertado para ella.